Los festivales de cine para narrar  la verdad que se ha construido desde las voces de las comunidades

La Comisión de la Verdad con la financiación de la Unión Europea y a través de un convenio con la Asociación Nacional de Festivales, Muestras y Eventos Cinematográficos y Audiovisuales de Colombia, ANAFE,  creó una alianza para la proyección de los trabajos audiovisuales producidos por la Comisión y que fueron proyectados en 23 festivales que se realizan en toda la geografía de nuestro país.

Dicha alianza buscaba posibilitar espacios de encuentro y reflexión por parte de las comunidades y públicos asistentes a los diferentes festivales y muestras de cine que se dan cita cada año en todo el territorio colombiano y allí sensibilizar las acciones, los productos y los audiovisuales realizados por la comisión como ejercicios de memoria y de reconstrucción de la verdad histórica del conflicto armado colombiano.

Durante el 2022 los festivales de cine del país proyectaron en salas de cine,  teatros, sedes culturales, organizaciones sociales, en las calles y los parques toda una variedad de producciones audiovisuales que tejieron la historia de este país a través de imágenes, testimonios, relatos y narrativas de las comunidades olvidadas que padecieron todos los rigores de la guerra en Colombia.

Miles de colombianos de cada una de las regiones de nuestro país conocieron historias del conflicto armado, gestas de comunidades que resistieron valientemente a los horrores de la guerra, apuestas de resiliencia, relatos de habitantes de las periferias de nuestro país que a pesar de las desesperanzas nunca desfallecieron y han logrado empezar a escribir nuevas historias de vida y reconciliación.

La juntanza entre los festivales de cine y la Comisión de la Verdad, generaron espacios para el dialogo, la integración y el reconocimiento de la memoria de las comunidades, de nuestras diversas multiculturalidades y de las diferentes narrativas e historias contadas en las voces de las víctimas y de los habitantes de la otra Colombia profunda.

Para Felipe Felipe Aljure, director del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, FICCI, esta experiencia con la Comisión de la Verdad sirvió para la generación y cualificación de la conversación pública y para escuchar nuevos relatos que no hacen parte de las agendas públicas, de  los intereses particulares y de las versiones e imaginarios construidos desde los grupos de poder, fue una iniciativa donde las comunidades víctimas reconstruyeron sus narrativas frente a lo vivido en medio de la violencia.

“Las otras voces no llegan a las audiencias y a la gran masa, obviamente es una conversación pública insuficiente, imperfecta y sobre todo parcializada y distorsionada, y entonces el hecho de  que estas piezas hechas desde los procesos de la Comisión de la Verdad y habladas desde los profundos territorios y por personas que directamente vivieron el conflicto, tienen una cualificación y una validez extrema y una veracidad que por supuesto enriquece a los espectadores y amplía su visión  y su representación de la historia del país que es necesaria tenerla, para tener una comprensión del porqué estamos acá, cómo llegamos y qué se debe corregir hacia adelante”.

El 2022 es un año fundamental para seguir construyendo la paz anhelada para nuestro país, la entrega del Informe hecho por la Comisión de la Verdad es un paso trascendental en la consolidación de sociedades que conocen su historia y que se niegan a volver a repetirla, el informe se convierte en un documento que nos debe estremecer por los horrores vividos durante las últimas décadas de guerra de este país, pero a la vez se debe consolidar como una ruta de viaje para no volver a repetir lo vivido y para despertar las conciencias por tantos años silenciadas que aporten a construir un proyecto de nación que le apuesta al lejano sueño de la paz, la verdad y la reconciliación.

Que en todos los rincones de este país se conozca y se haga pedagogía del informe de la Comisión de la Verdad, debe ser una apuesta en la que confluyan el gobierno nacional, la academia, las organizaciones sociales y comunitarias, la escuela y por supuesto los hacedores de cine y audiovisual que por tantos años han estado en la bella labor de recoger las voces de las comunidades que fueron silenciadas y marginadas en Colombia.

Para María Luna Rassa, directora de la Muestra Internacional Documental de Bogotá, MIDBO, la alianza realizada durante el 2022 para la proyección de trabajos realizados por la Comisión de la Verdad, ha sido una apuesta política y social que ha realizado el festival históricamente y que está relacionado con los documentales que se han presentado y que reflejan las realidades y las narrativas que se han construido en las diferentes regiones de nuestro país.

“La MIDBO, históricamente ha contado con espacios en los que el documental refleja y es testigo de la memoria histórica de nuestro país, la muestra ha sido un escenario para resaltar la experiencia de más de una década de realización comunitaria en regiones afectadas por el conflicto armado y que merecen ser destacadas porque recogen la voz de las comunidades que en medio de la guerra han contado la historia construida desde las voces de las víctimas. El poder contar en la muestra con las producciones de la Comisión de la Verdad, fue muy enriquecedor, lograr que las comunidades comprendan que la paz, el dialogo y la reconciliación no se logran sin la conciencia de todo lo que ha ocurrido y creemos que el audiovisual y el documental es el medio ideal para conocer de primera mano esas experiencias y seguir sensibilizando y generando conversaciones a partir de esto”.

Uno de los grandes aportes que realizó la alianza entre ANAFE y la Comisión de la Verdad, fue que el pasado vivido, las realidades y los sueños construidos a partir de la paz de nuestro país, estuvieron en dialogo constante en diferentes escenarios del territorio, allí participaron comunidades indígenas, afros, campesinos, víctimas del conflicto armado, habitantes de las grandes urbes y de pequeños poblados, comunidades de las grandes ciudades y de territorios rurales, niños que empiezan a caminar por la realidad de este país, así como ancianos que empiezan a desandar sus pasos por los sueños fallidos, actores comprometidos con las luchas sociales  y la búsqueda de paz y habitantes de este país que han visto la guerra con pasmosa indiferencia, todos y todas pudieron ver y reconocer como el cine y el audiovisual han construido narrativas que nos acercan al país que habitamos y nos invita a dialogar, a repensarnos como nación y apalancar una nueva sociedad  donde quepamos todos y donde la muerte y la guerra hagan parte del pasado y no del presente y futuro con el que siempre hemos soñado.

Para Rosaura Villareal, directora de la Muestra de Cine y Video Indígena de Colombia DAUPARÁ, no es la primera vez que desde esta iniciativa se trabaja la memoria histórica de los pueblos, ya que muchos de sus trabajos están atravesados por las historias de guerra y violencia que han vivido las comunidades indígenas de nuestro país.

“Las producciones iniciales de los pueblos hablan de memoria y verdad de lo sucedido a los pueblos indígenas, incluso nace como una necesidad de apropiarse de los medios audiovisuales para levantar su voz ante los conflictos que se viven en los territorios, el conflicto armado ha sido una línea que ha atravesado en especial los documentales realizados en nuestros territorios. Entonces no es nuevo, pero no significa que no haya sido valiosa la apuesta realizada con la Comisión de la Verdad,  porque fue una oportunidad para llegar a pueblos a los que quizás no se había llegado a través de estos medios, de escuchar desde otros confines lo que atraviesa esta violencia y de poderlos poner en dialogo desde un ejercicio que es hablar y despejar esa verdad, de dar esa oportunidad a los pueblos de sanarse a través del relato, es como esa forma de desahogarse, de poder librarse de esos pesos que han tenido encima y que llevan por dentro sus dolores y entonces el audiovisual sirve para hacer esas catarsis de violencia que han enfrentado las comunidades, que incluso, a algunas las ha llevado a casi su extinción”.

Haber consolidado esa juntanza ha abierto la posibilidad de otros tejidos sociales, de una apuesta conjunta que consolide procesos donde las instituciones públicas se acerquen a las organizaciones de la sociedad civil, a los realizadores audiovisuales y a los festivales que llevan años en los diversos territorios realizando un trabajo social y una apuesta constante en resistir y construir paz en las comunidades, muchas de ellas perdidas en las periferias olvidadas de este país.

Fabio Valderrama, director  del Festival Internacional de Cine MAMBE, resaltó el gran papel que han jugado los festivales y las muestras en nuestro país, ya que se han convertido en plataformas que han amplificado las voces de las comunidades y han aportado al reconocimiento de las múltiples historias que se han gestado en cada una de nuestros territorios.

“Son los festivales los que muestran esas historias que nos llegan de los territorios, es necesario mostrar el cine colombiano, el cine de la gente, de los pueblos, de la costa Pacífica y Atlántica, traer en imágenes la memoria de cada rincón de este país, podernos ver y reconocernos, poder contarnos, poder sentir esas emociones y vivir las historias de cada uno de los directores, de los personajes y de los protagonistas de las historias de nuestro país”.

Durante el 2022 y gracias a esta alianza, se realizaron 103 proyecciones de audiovisuales de la Comisión de la Verdad, más de 28.000 espectadores que participaron de jornadas de cine y eventos académicos. Veintitrés festivales y muestras de cine donde la verdad y la memoria de los pueblos estuvo en las calles de este país en constante dialogo social y en conversación pública sobre lo que hemos vivido como sociedad, pero también de las voluntades que debemos juntar para de-construir los imaginarios  de la guerra y para empezar a escribir una nueva historia.

“Los festivales de cine son como el trampolín donde se disparan esas historias a través de la prensa, de las audiencias y de los generadores de opinión y después llegarán a medios masivos de comunicación, entonces ese binomio cine – festivales, claramente cumple una función fundamental en la divulgación, digamos en la construcción de conciencias hacia procesos como la construcción de una paz, como la reconciliación que precede esa paz para que sea verdadera, y yo creo que en la medida que en este país tenga un sistema cinematográfico y un sistema de festivales que se ha construido en los últimos años, pues tiene una herramienta que va a facilitar y por supuesto una herramienta que no puede estar de espaldas en esa construcción y no quiere decir que sea la única, pero si es una que tiene poder y tiene potencia y tiene la obligación de actuar y de participar en ese proceso de paz, verdad y reconciliación”, concluye, Felipe Aljure.

La verdad como un valor fundamental para la construcción de la paz desde los territorios, la verdad como un ejercicio imprescindible en las futuras reflexiones que se tenga en los diferentes escenarios sociales, políticos y académicos del país, la verdad como una forma de hacerle catarsis a los recuerdos de la guerra, como un bálsamo para curar las heridas. La verdad como insumo fundamental para reencontrarnos como país y para empezar a construir un nosotros como proyecto de nación. La verdad por dolorosa que sea, para empezar a caminar en búsqueda de ese gran sueño de algún día poder vivir en paz.